martes, 5 de julio de 2011

Sobre la felicidad…

Shakespeare escribía en el 9 (noveno) acto de Hamlet: Reina “¡Ah, Hamlet! Me has partido en dos el corazón. Hamlet: “Pues tira la peor parte y con la otra mitad vive más pura”

Fotografía: Federica
Happiness, California 2008/ 1

(Recito en mi memoria mientras escucho Tchaicovsky, (famosisimo por su Lago de los Cisnes) y su Concerto en D, Op.35: I.Moderato) Perfecto para esta entrada Sobre la Felicidad.

Fotografía: Federica
Happiness, California 2008/ 2

Y el mes de junio que prometía ser más distendido, en el sentido que debía de haber sido capaz de organizar mi tiempo de una manera mucho más práctica, ordenada y sencilla… Y sin embargo, todo lo contrario: horas interminables de trabajo, días y noches cocinando o atendiendo, calor, muchísimo calor y agotamiento… Antes, cuando posiblemente mi cabeza podía divagar apasionadamente por las diferentes formas de escritura, y mis pensamientos eran más jóvenes y todo fluía más rápido y sin sentido… Antes, sólo con unos minutos en silencio y un bolígrafo podía rellenar millones de páginas en blanco. Antes todo era más fácil. Más inalterado. Más puro.

Fotografía: Federica
Happiness, California 2008/ 3

Ahora, con el cansancio, no consigo dar rienda suelta a la noria de las múltiples y alocadas ideas que se disparan en mi mente: parece como que todo queda atrapado en un mundo que no pertenece a la realidad de todos los días… Y es frustrante y a veces extraño, pero supongo que forma parte de la involución humana.
Nos hacemos más viejos cuanto más sabios somos, cuando al fin tenemos tiempo de disfrutar de la vida ya nuestro cuerpo no responde como antes, y desde luego somos meramente duros por fuera y demasiado blandos por dentro.

Fotografía: Federica
Happiness, California 2008/ 4

Con todo esto, sólo intento justificar las múltiples acusaciones, y mis propias frustraciones, al no poder escribir más en este Blog para mi tan tan importante. Aunque Julio va a ser distinto. No me queda otra. Y durante mis vacaciones, podré al fin fabricar una serie ilimitada de pensamientos ligados a fotografías que puedan amenizar la enorme suerte de poder tener un Blog y que alguien o algunos lo lean.
Me doy cuenta que siempre me quejo del Tiempo. Y que no hago nada para evitarlo.

Fotografía: Federica
Happiness, California 2008/ 5 y 6

¿Por qué sobre la felicidad? Porque es tan complicado escribir sobre la Felicidad. Es muchísimo más sencillo hablar de las desgracias, del tormento, de la infelicidad, del sufrimiento, del dolor, incluso cuando tenemos una conversación entre amigos… Es siempre mucho más sencillo o por lo menos capta muchísimo más nuestra atención la desgracia que el simple hecho de ser felices. Parece que ser felices es aburrido. O si reflexionamos un poco más quién diablos sabe lo que es la felicidad? Existe? Son momentos, instantes, está en nuestra imaginación o realmente somos capaces de sentirla y saber saborearla.
Creo que la felicidad está hecha de sencillos y silenciosos instantes. No se trata de la alegría o del éxtasis, aunque a veces puedan ser, estos, muchísimo más potentes. No, la felicidad no se toca, se siente, se suele soñar aunque no se suele alcanzar.

Fotografía: Federica
Happiness, California 2008/ 7

Demasiado complicado se lo ponemos a la felicidad para poder existir en este mundo lleno de dolor, de niños enfermos y abandonados, de mujeres maltratadas, de ancianos en la calle, de seres corruptos y tan salvajemente ambiciosos que sobre ponen sus intereses a la vida humana. El animal humano capaz de desatar el terror con sus propias manos. Como podemos ser felices en un mundo como este?
Pero nosotros, que tenemos la enorme suerte de vivir en un lado del mundo donde lo tenemos todo y no hacemos más que quejarnos, donde nuestros instintos básicos y los superfluos están sobrevalorados y excesivamente satisfechos, donde el tiempo pasa rápido persiguiendo solamente lo que no tenemos y que no somos capaces de parar y mirar, observar y agradecer todo lo que tenemos… Tenemos la obligación de buscar la felicidad y la satisfacción de la vida misma, por penosa que sea.

Fotografía: Federica
Happiness, California 2008/ 8

Ayer estaba trabajando a las 6 de la mañana en algo que tengo la suerte de poder hacer con mucho placer, en compañía del amor de mi vida, de mis chicos y aunque hiciera calor y estuviera agotada y estuviera a 2500km de mi casa, no podía dejar de mirar a mi alrededor y sentir que era feliz. Y tengo deudas, muchísimas, como muchos, y no llego a fin de mes la mayoría de la veces y menos ahora, y he pasado momentos en mi vida durísimos… Y tengo el corazón roto, a veces; y otras veces la vida me sigue probando con situaciones que agotan mi paciencia, mi equilibrio y mi fisionomía. Parece que nunca se termina de superar complicaciones. Pero esa es la vida. Y necesito, estoy obligada a buscar los momentos y atisbos de felicidad.
Como la encontré? Escuchando el ruido del verano. Es un ruido inconfundible que me catapulta a un lugar misterioso de mi memoria infantil, cuando todo era sencillamente perfecto y las cosas más estúpidas y banales me hacían feliz. El ruido del verano son las chicharras, para mi. Las chicharras, el olor de los pinos, pisar con los pies descalzos la tierra y el campo, respirar al aire libre y largas horas del día haciendo nada, sólo imaginar, soñar, jugar con mi mente, dibujar sensaciones y desde luego vivirlas.

Fotografía: Federica
Happiness, California 2008/ 9

Si de eso se trata la felicidad, de vivir la vida y sentirla como tal y apreciar cada pequeño rincón de armonía y los instantes de pequeña conformidad, de vibrar con pequeños recuerdos o ínfimos detalles, pues seamos felices de vez en cuando, que en estos momentos tan duros en los que todo parece estar del revés, ser felices es Gratis. Y es nuestra obligación. Sin pretensiones, sin remordimientos y desde luego sin falsas ilusiones sobre un mundo prefabricado en el que solo el que lo tiene todo puede ser feliz. Y qué estupidez más grande. Incluso para mí, con una flaqueza anímica y una vulnerabilidad irresistible, hay lugar para segundos de felicidad.
Ser felices.